Me acabo de dar cuenta de que pasar de una etapa a otra es siempre difícil. No es que no lo supiera. Es que recién lo vengo a integrar y le estoy dando sentido en mi experiencia y no como consejo para los demás.
Que atroz esto de predicar y predicar y no aplicarlo a la vida de uno mismo!
Y es porque me acuerdo cuando empecé a convertirme en adolescente no quería ser grande y me deprimí, porque me di cuenta de que ya no podía jugar como niña, ni fantasear tanto.
Cuando mis viejos se separaron, también me costó entender que las cosas cambian, se transforman... y volver a encontrar mi lugar dentro de todo. Reconfigurar y reincorporar.
Con la universidad y los años, me molestó darme cuenta de que la irresponsabilidad adolescente que había marcado mi curso de acción los últimos años, ya no era opción y que la responsabilidad y el compromiso eran requisitos, que tenía que cumplir con sí o sí, que no se puede chutear las cosas y que a veces te toca hacer cosas que no te gustan, porque simplemente, así es la vida. No podía llegar y faltar a la práctica porque tenía sueño, porque me daba lata o porque me frustraba. Y aunque en un par de ocasiones lo hice, me sentí pésimo y no fue como antes que era simplemente... pico con la wea.
Ahora pasa lo mismo. Ya no soy estudiante ni soy adolescente y quiero tomar responsabilidades y me cuesta inscribirme, pero es cosa de tiempo, madurez y reflexión para sacarlo adelante.
He pasado por weas más pencas, y esto en realidad, es ahogarse en un vaso de agua. Y ya no me importa!.
Siempre he pensado que la gente se aproblema por puras weas, cuando existe gente con problemas de verdad. Gracias a Dios, yo no soy una de esas personas (no de las que se aprobleman, sino que no tengo graaaaandes problemas).
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