No me acuerdo por qué nos habíamos peleado. Por alguna imbecilidad seguramente. Y tu inflexibilidad si que era odiosa. Y al día siguiente era mi cumpleaños. Y ni me saludaste. Y salimos al recreo y cuando volvimos, había un papelito enanito muy doblado sobre mi banco, y lo miraste para que lo mirara, y adentro decía "perdon, feliz cumpleaños". Todavía debo tener ese papelito guardado por ahí.
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