Nunca los arboles fueron menos verdes que hoy día en la mañana.
La ciudad poco a poco se va volviendo en algo normal y corriente y pierde algo especial.
Ya no va a ser un lugar compartido, ya no va a tener tu apreciación y la mía, solo van a ser bloques de cemento con ventanas, y las calles todas feas con basura. Providencia va a valer hongo y nunca más voy a ir a Ñuñoa. Me voy a quedar en mi pieza y voy a mirar por la ventana, a ver si con el tiempo vuelve a tener color y es especial de nuevo.
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