Ayer me acordé de una historia muy buena, de las primeras aventurillas más locas. De como alguien pregunto por todos los tragos de la barra de una discoteque, todos los habidos y por haber en todas las combinaciones para terminar comprando 2 vodkas. Cuando me tocó a mi ya habían cerrado la barra. Y lo mire con cara de odio y me levantó un vaso. Comprensible que me fuera con él.
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