Me gusta no ser santiaguina. En verdad me gusta no ser de la ciudad de donde vivo. Aunque llevo su resto acá y ya se me va quitando lo afuerina y me estoy poniendo más oriunda de la capital.
Cuando no sé es de la ciudad uno la puede ver mejor. Fijo que yo de Rancagua no me fijo ni de la mitad, no me sé los nombres de las calles pero da lo mismo, porque probablemente nunca me voy a perder allá. Pero raramente me voy a fijar en los detalles. Quizás solo que en el cementerio N°1 que esta en la alameda decía "sabado día de la bestia" o "joven de la pobla" pero ya ni se si eso sigue ahí.

Pero fijo que de Santiago me sé miles de detalles, como mi letrero favorito del Neon es delirio que ahora lo cambiaron por el Neon es amnesia, o no sé. Pero sé que me sé varios más, solo que no me acuerdo.
Pensé que se me había quitado lo rancaguina, que ya pasaba piola, ya no me daban miedo los ascensores ni los pisos 15, ya no me daba miedo andar en micro ni saludaba a la gente de los quiscos, ya no pedía disculpas si pasaba a llevar a alguien, ni le prestaba fuego a la gente en la calle ni le decía la hora. Pero hoy día, volví a ser rancaguina, cuando en el super nuevo bacano mall sentí que me absorbía  y me abrumaba y me sentí tan enanita en una cosa tan grande, como hace 5 años atrás. Pero fue solo un momento. JA, super mal.