Últimamente me doy cuenta de como lentamente me convierto en lo que no quiero ser. O lo que no quiero ser la mayoría del tiempo.
Compro cosas que no necesito, voy a partes que no me gustan y me toca compartir con gente con la que no me siento comoda, pero supongo que ese ultimo punto es una cosa inevitable de la vida.
Me da rabia la gente soberbia y la critico constantemente, pero es soberbio también hacerlo y me doy cuenta de que hago lo mismo que odio.
Me juro bacan desde mi trono para juzgar y opinar de las cosas del resto, jurando que mi opinión es la objetividad del caso. Que mis métodos son mejores que los del vecino y eso que ni sé lo que estoy haciendo la mayoría del tiempo.
Es penca trabajar, es penca ver que al final te vendiste al sistema, pero por lo menos supongo que uno algo mantiene de uno, espero que eso que se mantiene en mi de mis ideales y principios sea más que un tatuaje.
A veces quiero hacer cosas que sé que están mal, y ahí me doy cuenta de que mis amiguiscolegas se equivocaron. Mi superyó inexistente según ellas es más fuerte de lo que yo pensaba. O es que simplemente me puse más pacata y más santa, y moral y ética y todo eso. Y supongo que por eso también sigo en mi trono criticando.
Esta claro que la dispersión sigue siendo lo mio.